Obertura

Que la vida con música suena mejor, es una de esas verdades autorreferentes que tanto nos gustan a los mortales  cultivados; es decir, como dejó escrito Shakespeare en su soneto LXVI, "una de esas sencillas verdades mal llamadas simplezas". Es algo cierto para quienes aprecian la música, aunque no es psicológicamente saludable caer en constructos derivados y aplicados a la especie humana que sugieren la existencia de cosas como una especie de instinto musical y otras perlas místicas por el estilo. Bella palabrería que ilusiona pero puede conducir a una confusión básica, pues las naturalidades naturalmente naturales en los seres humanos evolucionados y con lenguaje (digamos que desde el homo sapiens hasta aquí -hay quien sostiene que seguimos siendo "sapiens"), son pocas y elementales, de lo contrario no serían naturalidades. Sea como fuere, la cuestión es que la música es una de esas bellas y escasas cosas capaz de mejorar el ánimo y hacer la vida un poco más llevadera. Ni soy un experto melómano, ni aspiro a serlo (mantengo aún la cordura, a pesar de los denodados esfuerzos de mis muchos enemigos para que así no sea), ni entre mis aficiones al despistaje se encuentra pasar por ello. De modo y manera que esto NO debe ser considerado un catálogo de autores, estilos o modos musicales. Sólo es un compendio de obras y piezas que a lo largo de muchos años de afición, servidor ha podido oír y disfrutar. Hay muchísimas más que no aparecen (todo tiene que tener un límite), y mientras las condiciones vitales me lo permitan prometo ir añadiendo y renovando las incluídas.